A propósito de la desinformación...

Notas prefabricadas en algún lugar, recién sacadas del horno, para deleite de una población horrorizada y hambrienta de falsainformación.

Histeria colectiva.

Relativa paz después de que el locutor en turno recitara, como buen niño de primaria que se aprende de memoria su lección sin razonarla, las hojas que contienen la información que el pueblo devorará -ante una inminente hambruna y carencia de noticias- y satisfechos, creerán en sus palabras para después, a manera de sobremesa, compartir con los suyos y extender la falsainformación...

Así repetidas veces,

así sucesivamente,

el cuento de nunca acabar,

en este mi querido país,

México.